Albi: ciudad episcopal en la ruta cátara por el Sur de Francia
Albi, no tan conocida como Carcassone o Toulouse, fue para nosotros la gran sorpresa de la ruta cátara por el Languedoc. El principal encanto de Albi es la antigua ciudad episcopal toda ella de ladrillo, algo muy común en el sur de Francia.
Desde Toulouse se tarda 1h en coche en llegar a Albi y fue para nosotros el punto más lejano de esta ruta. No sabíamos mucho sobre Albi, pero habíamos oído hablar de las cruzadas contra los cátaros (conocidas como cruzadas albigenses) que sucedieron en Albi y decidimos que era un buen lugar para acabar el viaje.
Albi nos atrapó desde el primer minuto. Nos encontramos con una ciudad con un centro histórico precioso, bien conservado y muy romántico. Tenemos grabado en nuestra mente el momento de girar por una calle estrecha y encontrarnos de frente al campanario de la Catedral de Santa Cecilia. La Catedral de Santa Cecilia es imponente. Quizá os podáis hacer una idea de sus dimensiones si os decimos que es la catedral de ladrillo más grande del Mundo, con un campanario de 78 metros de altura. Más que una catedral, parece una fortaleza. Ese momento nos dejó boquiabiertos. Y así continuamos toda la tarde, a medida que íbamos descubriendo los rincones de esta preciosa ciudad.
Cuando caminas por Albi te das cuenta que estás en un lugar importante. Y esa importancia se debe principalmente al obispado que se construyó en el siglo IV, con palacio y catedral incluidos. Además, en el siglo XI se construyó el precioso puente viejo que cruza el río Tarn y que supuso la expansión comercial de Albi.
Pero el momento histórico más importante de Albi lo encontramos en el siglo XIII con las cruzadas albigenses. Por aquellos tiempos, el catarismo estaba extendido por esta región de Francia. Un abad con mucha reputación llamado San Bernardo, catalogó de herejes a los habitantes de Albi. Desde aquel momento, Europa le da el nombre de albigenses a los cátaros y empiezan las cruzadas. En estas cruzadas, Albi (llena de obispos) se mantiene al lado de la Iglesia y persigue también a los cátaros. Al final de las cruzadas, como victoria a la herejía cátara, se construyen palacios, fortalezas y la catedral.
Albi es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y no nos extraña. Desde la ciudad episcopal, hasta sus barrios y el precioso río están llenos de encanto. Las casas, de estilo medieval con estructuras de madera, son preciosas.
La visita a la Catedral de Santa Cecilia es gratuita. Solo si visitas el coro has de pagar. El interior de la Catedral no defrauda. Está toda ella pintada con frescos. Nos llamó la atención las pinturas del Juicio Final que hay a los lados del altar. Después, buscando información, hemos descubierto que es la representación del Juicio Final más grande de la Edad Media.
Otro lugar interesante de Albi es la Colegiata. La parte de la iglesia en sí, no tiene mucho, pero el claustro es bonito. Es uno de los edificios más antiguos de la ciudad.
La magia de Albi es dejarse llevar por sus calles y disfrutar de cada rincón de la ciudad. Los jardines y las vistas desde el Palacio de la Berbie son increíbles. Pasear por su río, una bocanada de aire fresco. Albi nos dejó maravillados, no sabíamos que nos encontraríamos un lugar tan bonito. Nos gustó tanto que dijimos que si en un futuro volvemos a hacer la ruta, sin duda, haremos noche en Albi.
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