Saltando por los tejados de Khiva

Cuando cae la tarde, la ciudad de Khiva queda en silencio. Un silencio que nos llega como una bocanada de aire fresco y que nos hace olvidar todo el ajetreo vivido durante el día. Estamos solos. Bueno, solos no. Estamos nosotros y los niños jugando en las calles, mirándonos curiosos al mismo tiempo que nos dicen “Hello!” cuando pasamos por su lado. Contestamos con un gran “Hello!” y ellos se ríen. Es el momento de disfrutar de la ciudad.

Khiva es una pequeña ciudad amurallada que se encuentra a 7 horas en coche desde Bukhara. El camino es largo y un tanto pesado así que hay quien no llega hasta ella. Solo el que invierte unos días en Khiva se lleva el premio de descubrir una ciudad con un patrimonio increíble y una tranquilidad que no se encuentra en las demás ciudades de la ruta.

Khiva está repleta de madrazas, mezquitas, caravanserais y mausoleos. Los encontramos todos juntos dentro de la Ichon Kala (la ciudad amurallada) y por la mañana nos dedicamos a visitarlos. Pero ahora ya atardece y queremos disfrutar de la tranquilidad y de la puesta de Sol desde lo alto.

Nos subimos a los tejados de Khiva para admirar la ciudad como un conjunto. Ahora sí que estamos completamente solos. Aquí nos damos cuenta de la arquitectura tan bonita de la ciudad en donde cada monumento es una joya pero que la vista de todo el conjunto es lo que hace especial el lugar.

Aquí, en el tejado del Kunya Ark entendemos la magia de Khiva. Cúpulas, minaretes, madrazas, mezquitas, silencio, paz, tranquilidad. Es un cúmulo de cosas que hacen que disfrutemos del momento al mismo tiempo que lo echamos de menos. Mañana volveremos a este tejado, queremos volver a revivir esta experiencia pero ya nos queda poco para cambiar de ciudad y continuar nuestra ruta por este país que promete quedarse en nuestro corazón para siempre.

Mientras hacemos una vuelta de 360ª por el tejado, nos damos cuenta de otro buen tejado al que podríamos subir. Es la terraza de nuestro B&B, el Meros B&B. Sin pensarlo demasiado, vamos hacia allí. Otra vez estamos solos. Desde aquí vemos las grandes murallas y otra visión preciosa de la ciudad.

Por unos momentos pensamos en el gran mercado de esclavos que hubo en Khiva hasta el siglo XIX y lo comparamos con la tranquilidad de ahora. Es casi imposible de imaginar todas las crueldades que pasaron en la ciudad. Pero entonces somos conscientes de como Khiva ha salido adelante de todo esto. Una ciudad reconstruida por sus propios habitantes que hoy en día presumen de ello. Una ciudad donde solo te has de preocupar de disfrutar de su gente, de sus grandes monumentos, de su buena comida y como no, de no bajar nunca de sus tejados.

Y por la mañana será un buen momento para subir a lo alto del minarete principal, aunque os vamos a ser sinceros y esta vista no vale la pena si la comparamos con las que vemos desde los tejados. Desde el minarete las vistas son a través de rejas y aquí no, aquí nos sentimos completamente libres.